El Discurso del Rey
Cartel de la edición inglesa de El Discurso del Rey
Cuando oí hablar de esta película, no destacaba demasiado, estaba entre otras portadas en una cartelera que prometía un espectáculo más. No llamaba excesivamente la atención. Sin embargo no fue así, será de las que debamos acordarnos. Empezó con mucha clase: un piano huérfano que será adoptado por violines acompaña a unas tomas que hablan por sí solas, narran un comienzo. Cuando aparece el letrero con el título precedido por varios micrófonos de la época, esperas algo más de lo que no predecías al principio, es la banda sonora (Alexander Desplat), la atmósfera que se respira. Es muy elegante pero no serio tiene una gracia con gusto, un matrimonio espera nervioso. El futuro Rey de Inglaterra (Duque de York, Colin Firth), Jorge VI tiene problemas de habla, tiene a sus pies una de las guerras más destructivas y a la cuarta parte de la población mundial como súbditos. Un problema que no tendría quizás mayor trascendencia en la social como es el tartamudeo, pero no es así si la permanece en un personaje tan influyente. Tom Hooper especialista en cine histórico y real, detalla el pasado cuidando cada fotograma, que como se verá dicta sus propias palabras. El profesor Lionel Logue (Geoffrey Rush, también reconocido por su personaje de Barbossa en la saga Piratas del Caribe), será el que compartirá junto con la mujer del futuro rey -que será la reina Isabel años más tarde -(Helena Bonham Carter) la mayor parte de las escenas. El dúo profesor y alumno absorbe el brillantísimo guión de David Seidler, con escenas divertidas, y dramáticas. Muchos son los personajes atrayentes, están muy elaborados y definidos por su papel y por la gran cantidad de detalles que van envolviendo al espectador. Ante el buen cine se disfruta, no acontece necesariamente nada. El séptimo arte: apasionante. Un elenco poco habitual que además de los mencionados trae a Guy Pearce, Derek Jacobi y algunos más. Además de las buenas críticas y los posibles premios, está hecha para el público. Algo diferente: calidad.