Leyendas de pasión (1994)

Alfred (Aidan Quinn), Tristan (Brad Pitt) y Samuel (Henry Thomas) son los tres hijos del coronel Ludlow (Anthony Hopkins). Llevan una alegre y sencilla vida en un rancho de Montana. Las cosas van bien hasta que Samuel –el menor– trae a su novia Susannah (Julia Ormond), y la entrañable situación que antes los unía desaparece, dando lugar a un serio conflicto de dolor y pasión. 

Una película ambiciosa de Edward Zwick, que buscaba, además de llevar a la gran pantalla la novela de Jim Harrison, ser el largometraje épico, el drama, el filme costumbrista e histórico y la excelencia de aquel año. Sin duda estos afanes se materializaron.Es sencillamente una obra de arte por dos motivos. Si hay algo que llama la atención en este ejemplar es la espectacular fotografía (John Toll). Una imagen vale más que mil palabras, pero estas imágenes son mucho más: sus cuadros idílicos hacen cualquier toma –que en muchos otros casos sería insignificante– un poema, una visión sublime y deliciosa de la historia. Sólo por estos paisajes y escenarios es una joya. Pero como olvidar el segundo detalle demoledor: la banda sonora. James Horner que tantas veces nos ha deleitado con su exquisita música como en ‘Titánic’, ‘Enemigo a las puertas’ y otros 140 ejemplos. Hace junto con la fotografía lo que no acaba de conseguir el guión (Susan Shilliday y William D. Wittliff), construir dos horas de cine inolvidables, porque al fin y al cabo aquí está el mérito y secreto de la película. En el cine de terror, la música se encarga propiamente del miedo, puramente psicológico, el resto solo acompaña, por eso –un consejo– no te tapes los ojos sino los oídos.

Claro que este no es el objetivo fundamental, estas solo eran dignas herramientas para desarrollar las relaciones humanas, la eterna cuestión. La caracterización de los personajes es cristalina, se observa la compostura del primero de los hermanos, el espíritu libre y salvaje de Tristan y la inocencia y sencillez de Samuel. A partir de ahí aunque el ritmo es tranquilo –en ocasiones casi roza la lentitud– el hilo argumental es extenso y variado. Aparecen muchos elementos que crean rápidamente una burbuja en torno a algún asunto como la guerra, el conflicto indio, la ley seca. Podrían rodarse con algo así doce horas de ‘Leyendas de Pasión’. Estas pinceladas variadas de aspectos históricos que influyen considerablemente en el argumento, ansían ser una gran película. Pero finalmente la pasión y el romance resultan ser increíblemente simples, adornados por una orgullosa interpretación de Brad Pitt, acompañado del entonces veterano Anthony Hopkins. Los otros ejemplares de Zwick como ‘El último samurái’ muestran este interés por el comportamiento humano y su búsqueda de la emoción del espectador, algo que ha encontrado en este largometraje.