Los esquemas del otro

Con Brian era ella misma, independientemente de lo que tal cosa pudiera significar. Sabía qué significaba. Menos inmersa en los esquemas del otro, en su inconsciente modelado de otra vida.

Don Delillo, Submundo, 1997

Leyendo esto me ha dado la sensación de porqué rompen muchos matrimonios o partes de ellos son infieles. Supongo que a medida que el tiempo va avanzando, ambos se van configurando en torno a un código y de alguna manera se moldean adaptándose a la figura o el papel que deben ser en ese organismo. 

Las personas que eran antes, o que son ahora o la evolución que no entra dentro de esos esquemas rompe con la lógica del código. No son admisibles conductas no esperables o da miedo introducirlas y la persona que sufre los cambios o la irresistible fuerza de vivirlos, siente la necesidad –creyendo que en ese matrimonio no hay espacio para ello– de expandirse fuera, de jugar a ser esa persona, tal vez quien en realidad es, o cansado de su papel trata de escapar a otro lugar.

Es una idea sencilla y tal vez misteriosa a la vez. Pero desastrosamente, la mayoría de la gente posa sus largos tentáculos sobre la vida del otro, de modo egoísta, estudiando sus respuestas, analizando su comportamiento o engañándose con respecto a él o como debería ser y los encierran en sí mismos. Y queda tan poco espacio espontáneo, es tan escasa la posibilidad de amar los cambios sin sentir que estás traicionando a la imagen que tienen de ti que inevitablemente hay un escape en ese depósito a presión.

En qué momento comprimimos tanto al prójimo que no podemos quererlo como es y seguirle en sus cambios, apoyando sin deformar. 

Bueno, estas son las caóticas ideas sin filtro, en bruto. Tal vez más adelante sepa desentrañarlas mejor.