William Shakespeare - Macbeth

Lo bello es feo, y lo feo es bello”. Me propuse tras leer una larga novela, intercalar la siguiente con teatro, y qué mejor que Shakespeare -al que todavía no conozco en profundidad- para ello. Leí el Mercader de Venecia y dio muy buen resultado.El escogido fue Macbeth: quién no ha oído hablar de la ambición de Macbeth y de cómo le gritan sus remordimientos. Lo cierto es que el famoso dramaturgo juega con las “disonancias” de la verdad: por un lado la mentira encarnada en el mal de las brujas, escondida en palabras aparentemente de una forma -uno oye lo que quiere oír- pero que luego son contrarrestadas con el crudo cumplimiento de la verdad pronunciada literalmente, esto también ocurrido en el Mercader de Venecia en el caso de una libra de carne (Sylock). La filosofía de Shakespeare parece verse siempre reflejada en sus tragedias como constante. Macbeth aparentaba ser un hombre honesto y honrado, y acaba matando al Rey (“Soy novicio en el crimen”) por su ambición y la que le susurran las brujas y Lady Macbeth. En este par de obras que he leído se ve cómo no hay buenos ni malos, puesto que todos demuestran hacer el bien y el mal, cuando estabas afincado en un bando te arrepientes… Rectifico: finalmente el total de los actos define a un malvado y a un “bienhechor” en la obra. El ser humano es libre, y este es otro asunto que se lee entre líneas, e incluso en las propias de Shakespeare: la libertad (libre albedrío) de cada uno, que los transforma en unos y otros. En una historia posible y real, el autor incluye elementos extraordinarios como las brujas, los fantasmas y las profecías, lo que le da un carácter legendario que asombra al lector e incrementa su interés.

En Macbeth se trata la ambición y la traición principalmente, y  cómo un gran hombre como Macbeth se destruye por su ambición, y sus remordimientos lo maltratan de forma incansable con fantasmas y apariciones. El mal solo lleva al mal, aunque al comienzo una pequeña traición aparente acercarse a un bien: "Solo el crimen puede consumar lo que ha empezado el crimen", se continúa por una espiral que lleva a un precipicio sin fondo: “Estoy nadando en un mar de sangre -se lamenta Macbeth- , y tan lejos de la orilla, que me es indiferente bogar adelante o atrás”. A su vez esto está dentro del drama de todo teatro Shakesperiano, donde su prosa casi es verso, donde sus sentencias artísticas son también sabias, donde el universal William demuestra que es uno de los grandes dramaturgos y literatos de todos los tiempos, reflejándose en él la inexplorada para mí, dramaturgia griega. 

_“Muchas veces el crimen toma la máscara de la virtud”; “Las almas puras se marchitan como las flores"; “¡Serenidad! La venganza única cura de nuestro ma_les”…